20100405

Querida

Cuando el río de tinta ante mis ojos se disipe, querida, tendremos por fin el final del miedo. No hay que detenerse por nada. Ni la noche ni la lluvia. Siempre hacia adelante o hacia los lados donde el agua quiera llevarme. Que nadie se encime. Somos todos iguales ¿Verdad que si pequeñito?
Morenos y tristes. Hundidos en un universo que no comprendemos.
Hagamos el amor, querida, y vamos a reírnos juntos del cantor y sus muecas que para eso está.
Pero dejemos también que Dios se entrometa en cada corpúsculo de luz que entra en nuestros ojos.
No tengamos miedo de hablarnos.
No escapemos de nosotros mismos.
No nos encerremos en nosotros mismos.
Vos y yo somos uno.

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