Oh tu, loca musa de rencores fríos y justos!
Debo dejar que mi craneo se congele por fin. Llenarlo de humo y gasolina.
Caigan! Caigan! Pequeños demonios de locura!
Mi otro yo es el conductor ahora.
Y va a llevarnos a todos hacia el precipicio.
Rasga la pintura del ya. Sumergeme en el lodo del futuro.
Debajo de cada persona de carton hay sangre caliente. Y lagrimas. Y minotauros.
Mis cuervos van por fuera. Volando a mi alrededor.
Diciendome: No.
Que terrible siglo!
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