los cantos
de sirena
de la falsa
diversión.
En torbellinos de miedo
y torpes escarnios
te debatirás, bardo.
Veras caer las piedras
del destino insigne
sobre tu cabeza.
Las bienaventuranzas
de los viejos dioses
dejaran ciegos y sordos
a sus sacerdotes melifluos.
Deja que los santos marchen
sobre las aguas del río caótico
Seré yo el que los enfrente
borracho y enamorado del sol.
Quizás me creas
engañado.
La simple y triste
verdad.
Es que soy así
de estúpido.
Algún día llegara
mi venganza.
Domingo sin cadenas
ni miedos insignes
y vergonzosos.
Festejaremos
con lo que quedo
al fondo del bote
de esclavos.
Escapen ahora
como ratas
del barco
que se hunde
Los equivocados
vendrán a navegar
por las profundidades
de un mar de errores
Míralos partir
y enmienda
tus errores
pasados.
Que sean ellos
los que lleven
el mundo al caos.
Tu ya estas muerto.
Moldéame escóndeme.
Dame paz y luego
quítamela ignorante.
Soy de masa,
de arroz.
Vivo sin sueños
Crujen los suelos.
Apenas una brisa
mueve tus bucles.
Yo estoy aquí.
Que se llene la sala
de música sosa.
Para un alma
enferma.
Yo soy el rey
y pongo las reglas
en el mundo de
la absoluta indolencia.
Una dama de papel pintado
me espera en casa.
¿Que deseas tu
por tu impuntualidad?
Pagaras por ello.
Yo lo prometo.
Mi justo lugar
reclamare.
Dime ahora
cuales son
tus errores.
No seré tu chivo
expiatorio hermanita.
Las paredes son altas.
Apoya la cabeza
en una toalla
apestosa y áspera.
Cierra los ojos
y sueña con Dios.
A pesar de todo.
Vi eso, bonita.
Me demuestra
que será esta
una tarde difícil.
Cerveza caliente
y cigarrillos.
Arena blanca
y tangas breves.
Que sean las palabras
las que limen
los rebordes filosos
de una amistad.
Sorpresas y más sorpresas
entre la gente olvidada
el calor del verano
y el cuero hirviente.
No seré yo el que diga
quien escapa y quien no.
Vístete querida
y ponte a llorar.
La misión
del loco
de Canfield
es buscar que
los Aces
del cielo
aplasten
las débiles
verdades
de un buen
guasón.
No muerdas
sin dientes
ese duro pan
húmedo de lluvia.
Huelo bien
¿Verdad?
No, gracias
Sin compromiso.
Mi precioso
caballo de carreras
No me guiñes
hermanito, no.
Que mis pobres ojos
apenas pueden soportarlo.
Otra vez pago yo
la estupidez de otros.
Dormiré ahora mis sueños
de venganza atroz y sangre.
Se escapa, si.
Corre hacia atrás
inalcanzable.
¿Que sombras
quedan flotando
de mi pasado?
Hola contestó.
Hola. Dije yo.
Él ya sabía que era yo. Probablemente ya sabía todo, pero a veces se hace el que no entiende.
Hubo un silencio mientras pensaba como decírselo. Era algo tan inmenso…
¿Estas bien? Me preguntó. Sospechaba algo, por supuesto.
Si, si. Disculpa que te llamé…
No hay problema. ¿Qué pasa?
Voy a subir a la terraza esta tarde. Va a ser lindo. La lluvia y la vista.
Me dijo que estaba loca. Que me quedara adentro, que no valía la pena saltar.
No voy a saltar. Dije. Segura, confiada. No voy a saltar.
Es hora. Siento que hoy va a pasar algo. Es como una brisa, detrás de la nuca. No estoy loca y no voy a saltar, pero hoy voy a saber. Estoy segura. Es hoy. La verdad, el fin. Es hoy.
Hubo un silencio mientras él rumiaba su desencanto.
Es hoy y yo no estoy. Dijo finalmente. No era una pregunta. Era una fatalidad.
Si te fuiste, si no estas, es porque no tenías que estar. Tengo que hacerlo sola.
Me pregunto si tenía miedo.
Le dije que si. Pero que igualmente no podía esperar.
Me dijo que me quería. Y que me iba a extrañar. Sucediera lo que sucediese.
Yo también le dije que lo quería. Fue lo último que le dije.
Te quiero.
Dedico esto a la señora que me abochorno en mi trabajo el pasado viernes 29/07/2011:
Agradezco, mustia madre
Que me hayas llamado niño, y loco
Porque de viejos amargados y tristes
Ya esta lleno el mundo
Pero recuerda siempre
Que los bardos y los bufones
Siempre mienten y a la vez
Siempre dicen la verdad
¡Encuentra tu humildad!
¿Quien eres para ladrarle
A los pinos de otoño
Por no volverse grises?
Viste a un pobre riendo
Pero detrás de la mascara
Hay siempre una lágrima
Y unos huesos cansados.
Recuerda las palabras
De un loco, de un tonto
La próxima vez que pases
Juicios sin filtrar.
Las palabras dañan,
Aun más que las espadas
Y demuestran más de uno mismo
Que lo que convencen a los demás.
Y al resto les digo:
Sé que estoy loco
Pero hay que vivir
Intentando seguir viviendo.