sobre mi vientre frío
y mi lengua partida
en los terruños de mi cielo.
Cuando las campanas
partan en largas jornadas
por el desierto agreste
volveré a envenenarte.
Pinta la cerveza de rojo
y a los gatos de gris
y a la tarde de miedo
y a los cielos de Abril.
Podrías ser?
Podrías faltar?
En el vacío creado
por tu propia ausencia?
Amasijalo;
prensalo en lenguas muertas.
No se merece más.
Por su quietud.
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