Sea mi carne verde,
Y que los campos del ayer
Aguarden somnolientos.
Con agua limpia
Y bocados de tierra
Me alimenten.
Que la nieve cubra el valle.
Las granjas prosperan
Y se dispersa la sal
A las montañas lejanas.
Que mueran en el mar los recuerdos.
Que se ordene el mundo
En equilibrada entropía.
Busquemos salidas angostas
A impíos laberintos.
Que nade Dios
En el río de nadie.
Que floten los demonios
En los lagos azules.
Lluevan cataratas
De plomo y azufre.
Seamos peones
En el ajedrez de Niké.